Fotos: Internet Archive y Youtube
Mi pueblo, Torre Pacheco, fue testigo de un evento deportivo que sólo se celebró una vez, fue durante las fiestas patronales de 1981, fiestas que se celebran en la primera semana de octubre. Yo como gran aficionado por la aviación, salte de alegría al ver en la programación de ese año en el programa de fiestas los actos correspondientes al domingo (no recuerdo que numero de día del calendario) el siguiente anuncio: “I CAMPEONATO DE PARACAIDISMO DEPORTIVO”, que para mayor alegría para mi, ese día también se celebraba una exhibición de aeromodelismo.
Llegó el día, un día soleado y
con el cielo despejado y de un precioso color azul y allí estaban loa
participantes de la exhibición de aeromodelismo, haciendo volar las preciosas
maquetas de aviones dirigidos por radio control, pero la expectación, ese día
era para el campeonato de paracaidismo. Pues nunca en Torre Pacheco, se había
celebrado tal evento, y allí estábamos
yo, mis amigos y cientos de personas con prismáticos, cámaras fotográficas,
tomavistas… había mucha emoción de las personas que allí estábamos esperando
ver algo que solo, quizás la mayoría de los presentes habíamos visto en los
anuncios de
No fue hasta cerca de las dos de la tarde cuando sobre el cielo apareció el avión ante la mirada de las personas que estaban esperando tan ansiado momento, los que tenían la suerte de llevarlos apuntaron sus prismáticos hacia el avión, del cual salio un pequeño punto.
Finalmente el hombre aterrizo en la enorme diana, muchos corrieron hacia el, incluido yo y mis amigos, llegamos hasta aquel hombre que vestía, como los paracaidistas de los anuncios o las películas, un llamativo mono color rojo, aunque a mi me recordaba, mas a los astronautas del por aquél año moderno transbordador espacial Columbia, llevaba en su equipo una pequeña caja con dos pequeños relojes, supongo que seria para medir la altitud y esas cosas, recuerdo que llevaba con el un pequeño muñequito de peluche abrazado al arnés del paracaídas, era su mascota, recuerdo también, como la gente rodeaba a aquel hombre de rojo que había surgido de aquel avión y que por unos minutos sobrevoló el azul cielo de Torre Pacheco, y recuerdo también la reprimenda de mis padres por llegar tarde a comer y del dolor de cabeza que me lleve por no levar gorra y estar al sol mucho rato, pero para mi mereció la pena.
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