Nota del autor: las fotografías que ilustran este articulo, pertenecen al Facebook "Fotos Antiguas de Torre Pacheco"
Hubo en mi pueblo dos cines, los dos estaban juntos, uno era el que llamábamos “el de invierno (el “Cine Greg” creo que se llamaba asi) y “el de verano” que estaba en la ya desaparecida plaza de toros, que solo se usaba en la fiestas del pueblo que se celebran en octubre, el cine de invierno, era grande con el suelo de madera creo recordar y adornado en las paredes laterales con enormes cuadros, creo que eran antiguos decorados pues el cine también fue antes un teatro y como todos los cines tenía su cantina, adornada con carteles de películas, algunas ya exhibidas y otras de próximo estreno y pasillos a los lados que daban acceso al patio de butacas, el vestíbulo, estaba también adornado con carteles de películas.
Edificio del Cine Greg, destruido por un incendio en los años 80
El de verano, se realizaba en la plaza de toros que, (si la memoria no me engaña) solo se realizaban corridas en las fiestas del pueblo, y las proyecciones se hacían sobre una enorme pared blanca, el ruedo era acondicionado con bancos de metal y madera y los tendidos también se usaban como asientos, estos últimos, de piedra como el resto de la plaza, el cine de verano, tenía también su cantina y el público accedía y salía al patio de butacas como los toreros cuando tenían una buena tarde, por la puerta grande, algunos de mis amigos y yo bromeábamos con cosas como: “mira que si sale ahora un toro por aquí en plena película”.
El cine de verano tenía su encanto,
ver las pelis bajo las estrellas y con el aroma a jazmín o azahar en el aire le
daba un toque de magia a aquellas sesiones de cine. Hoy cuando huelo a jazmín
me vienen recuerdos de aquellas noches de verano..
El cine de invierno funcionaba de
octubre a junio y el de verano de julio a septiembre, recuerdo que el cine de
invierno al estar el suelo en pendiente se podía oír en medio de la película
las botellas de Fanta o Coca-Cola rodar por el suelo y como llegaban al final,
a veces te llegaban a los pies y los levantabas para que la botella siguiera su
curso y es que en vez de tener la botella en un sitio a mano y devolverla a la
cantina era más cómodo echarla a rodar por el suelo, o como los que se subían
arriba en el llamado “gallinero” ponían los dedos en forma de cuernos o orejas
de burro en medio de la luz del proyector y la silueta de estas formas aparecía
proyectada en la pantalla, a veces con acierto sobre la cabeza del
protagonista.
En el cine de verano pocas anécdotas que recuerde, salvo una del verano de 1981, ocurrió que poco antes de empezar la película se formó una tormenta y comenzó a llover, mis amigos y yo esperamos en unos futbolines cercanos a ver que pasaba pues se decía que seguía lloviendo se pasaría al cine de invierno, al final dejo de llover y se quedó un cielo limpio y lleno de estrellas.
Tanto en uno como en otro tuve ocasión de ver películas como las de la serie de “Aeropuerto”, las de Bruce Lee, las japonesas de Gozilla, llenarse el cine totalmente y no quedar asientos libres en proyecciones como “Tiburon” “Grease”, “Fiebre del sábado nonche” o las de Manolo Escobar.
Ruinas del edificio del Cine Grej, el lugar era donde estaba la sala de butacas
Hoy ya no existe ninguno de los dos cines, el de invierno fue destruido por
un incendio en 1983 (afortunadamente de madrugada y con el cine vacío y
cerrado) tuve ocasión de visitar el cine destruido, presentaba un aspecto
desolador que me recordó a mi visita al viejo caserón, y esta vez no sentí
miedo sino una sensación de tristeza. El de verano no recuerdo porque razón
desapareció, actualmente en donde estaba ese cine (el de invierno) se encuentra
actualmente el nuevo ayuntamiento una
plaza, con una cafetería “el taller del café” y el Centro de Dia para personas
mayores.
EL AVIADOR
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